sábado, 22 de septiembre de 2007

Pruebas… ¿verdadera forma de evaluación?

Volviendo a mi pasado como estudiante, pude darme cuenta de que la evaluación que hacían los profesores la utilizaban, más que para ver realmente lo que habíamos aprendido y así mejorar la estrategia de enseñanza, como una forma de presión y control hacia nosotros, con el clásico: “si no se comportan los interrogo” o “el que si no obedecen mañana les hago prueba”, entre otras “amenazas”. A medida que leí el capítulo 2 “El ocaso de los sistemas tradicionales, centrados en pruebas” pude comprender que mis profesores se encontraban claramente en la forma de evaluación tradicional, que tiene muchas falencias en su aplicación porque de partida no considera las particularidades de cada alumno, su ritmo y forma de aprender, el contexto en el que se encuentra, por lo que se realizan pruebas estandarizadas. Esto lleva a que la evaluación que se realiza, no muestre lo que se aprende realmente, se enseñan y evalúan contenidos de memoria, los que muchas veces uno como estudiante no les ve donde los podría aplicar encontrándolos innecesarios, los que lleva a que con el tiempo se olviden. Por todo esto, la evaluación autentica creo que es la salvación en cuanto a evaluar el proceso de enseñanza – aprendizaje porque considera diversos aspectos importantísimos como por ejemplo, las vivencias de cada uno, no reconoce los errores como una falta gravísima que hay que castigar, sino, como una manera de aprender y mejorar, considera también el contexto, procurando el aprendizaje de todos los alumnos a través de la conexión de los conocimientos previos con los nuevos para que exista un aprendizaje significativo.
Todo esto es muy difícil llevarlo a la práctica porque significaría sacar del sistema educacional a miles de profesores que posiblemente estudiaron bajo este estilo de evaluación y han estado toda su vida profesional evaluando de una misma manera, por lo que sería imposible cambiarles la forma en que ellos evalúan lo aprendido por sus alumnos, y también que consideren la evaluación no como algo que se realiza al final de una unidad, sino, como algo que debe realizarse a lo largo del proceso de enseñanza para ver el real progreso de los niños.